Entender la forma de manejar las cosas en Olimpia, y del porqué no puede volver a las gloriosas épocas de antaño, no pasa por ponerse en el lugar del hincha franjeado, ni en lugar del presidente Recanate. Pasa por situarse justamente dentro de los zapatos de las víctimas del maltrato, manoseo, insultos y agravios, por parte del presidente del club más glorioso y laureado del Paraguay.

Durante estos años de gestión de Marcelo Recanate al frente de la entidad franjeada, Olimpia ha recobrado su posición natural dentro del fútbol paraguayo, peleando en todos los campeonatos nacionales por la obtención del título, habiendo logrado uno después de 10 años. Pero, es acá donde se debe distinguir entre lo que Olimpia ha ganado, y lo que pudo haber ganado, en estos dos años, con la jerarquía de los jugadores y técnicos que ha traído el mismo Recanate.

En el torneo apertura del año 2011, el equipo decano era indudablemente el mejor del campeonato, y ha llegado a tener 10 puntos de diferencia con su más inmediato perseguidor. No había equipo capaz de parar al franjeado, pero el señor Recanate empezó a ver traidores y conspiradores por todos lados. Como es que un equipo que estaba ganando "al galope" el torneo, estaba conspirando en contra suya? No busquemos tanta explicación, ni tratemos de esclarecer nada, ni de saber quienes fueron los "traidores", porque el caso es que el verborrágico carácter de Marcelo Recanate empezó a surgir, generando polémica, maltratando al técnico, y llamando maricones y traidores a reconocidos jugadores profesionales, que ya han ganado todo en su carrera, y que él mismo les estaba pagando una suma impensable para nuestro mercado. Toda esa situación transformó la inminencia de la obtención del título en una nueva desilusión para el hincha franjeado, que aún continuó entusiasmado en el torneo clausura, batiendo récords de asistencia a los partidos de Olimpia.

Marcelo Recanate continuó su guerra mediática contra todos: contra el Presidente de la APF, contra los árbitros, contra los dirigentes y presidentes de otros clubes, o contra la televisación de los partidos. La consecuencia era obvia. Nadie es agredido sin tratar de repeler de alguna forma la agresión. La APF inició una campaña de "aplicación implacable" de los reglamentos en todos los casos que se relacionen con Olimpia, casi llegando al punto de la discriminación contra el club fundador de la APF, cosa que no estamos defendiendo, ni mucho menos apoyando. Es más, si algo positivo ha aportado el estilo de Recanate al fútbol paraguayo, es justamente generar esa oposición a lo que el mismo Recanate ha llamado "stablishment", y que hasta hoy, Don Juan Angel Napout no se ha dignado en desmentir ni aclarar, y que sería bueno que se aclare, por el bien del futbol paraguayo.

En tanto en Para Uno, la inestabilidad se acrecentaba, y el maltrato a jugadores se plasmaba en el atraso de tres meses en el pago de sus salarios, primas y premios. Marcelo Recanate se atribuye el haber regalado un título al Olimpia, después de 11 años. Sin embargo, si por Recanate fuera, el equipo hubiera terminado a media tabla al final de ese año 2011, considerando el ambiente de crispación y antagonismo que él mismo instaló entre dirigencia y jugadores. De no ser por ese grupo de jugadores, que podrá haber incurrido en alguna indisciplina, pero que era fuerte, unido, y en la cancha se entendían de memoria, dejando todo por la camiseta decana, Olimpia no hubiera ganado el título. Ese torneo lo ganaron los jugadores y el técnico Gerardo Pelusso, a quienes no importaron los maltratos de su presidente, las acusaciones de "conspiración", de tener "pocos huevos", de maricones, etc, todo ello manifestado, no de frente, sino en las radioemisoras, con una soberbia exasperante para cualquier profesional.

Las diferencias entre la dirigencia y los jugadores se manifestaba en el festejo por separado del título. Pero las mieles de la consagración calmaron las aguas, que aunque calmas, continuaban turbias. Un torneo tan importante y competitivo como la Copa Libertadores debe disputarse con el máximo nivel de concentración, pero continuaron los agravios de Recanate a los jugadores, en momentos clave antes los partidos de copa, con los sueldos siempre retrasados por hasta tres meses. Producto de todo ello fue la eliminación, contando Olimpia con un plantel que podía aspirar a llegar, por lo menos a cuartos de final. Luego de su eliminación de la Copa Libertadores, Olimpia estaba liderando la tabla del apertura 2012, liderazgo que duró todo el torneo, habiéndole sacado más de 8 puntos a Cerro Porteño. Sin embargo, fue el equipo azulgrana el que finalmente ganó el título en el último partido, ganando el clásico en la última fecha del campeonato. Recordemos que Olimpia empezó a quedarse en la competencia, a partir del episodio con los tres jugadores más representativos del equipo, que eran Adrián "Hueso" Romero, Sergio Daniel Orteman, y Vladimir Marín quienes supuestamente abandonaron la concentración para ir a buscar bebidas. Esto generó la ida de los tres jugadores, a exigencia de Gerardo Pelusso, y  marcó el inicio de la pérdida del título del torneo apertura 2012.  

Este último hecho podría no atribuirsele a Marcelo Recanate. Sin embargo, siendo los jugadores afectados practicamente insustituibles, la dirigencia hubiera actuado tal vez de manera un poco menos traumática. Y es acá donde existe una abismal diferencia entre Marcelo Recanate, y quien él mismo dice que es su mentor, Osvaldo Domínguez Dibb. Era conocida la indisciplina de jugadores clave de aquél Olimpia campeón de América del 2002, pero ODD tenía un estilo que hizo que estos jugadores dieran todo de sí en el campo de juego, y en vez de echarlos antes del primer partido final, los motivó de alguna forma, resultando en la obtención del título.

El hincha decano, y la prensa especializada, concuerdan en que si estaban los tres jugadores, Olimpia hubiera sido bicampeon tranquilamente, y no hubiera sufrido la burla del tradicional rival, que en una remontada, ayudado o no por el "stablishment", ganó de manera merecida el título en el año de su centenario, y frente al acérrimo contrario, que venía punteando durante todo el campeonato.

Luego Pelusso dejó Olimpia por la selección albirroja, produciendo otra vez la ira de Marcelo Recanate, quien lo tildó de traidor al entrenador.  No contento con eso, continuó con el atraso de los salarios, lo que tal vez no sea tanto de su propia voluntad, pero a lo que siempre añadió esa odiosa soberbia, manifestando constantemente ante la prensa, que "algunos jugadores ganan un salario de primer mundo y se quejan". Recanate contrató primero a Gregorio Pérez, y luego a José Saturnino Cardozo como técnico del Olimpia. Continuó su guerra contra todos, mostrándose totalmente desequilibrado ante la prensa, con declaraciones cada vez más furibundas e injundiosas. Se contrarió con uno de los ídolos más queridos de la parcialidad olimpista, Maximiliano Biancuchi, a quien denigró, discriminó y prohibió la entrada a su lugar de trabajo, por haber iniciado una conversación con un club de Qatar. La marginación de Biancuchi del plantel titular fue una resta que el entrenador Cardozo nunca pudo solucionar, y Olimpia perdió puntos importantes por no haber tenido desequilibrio y definición en el ataque, donde el único desequilibrante era indudablemente Biancuchi. A esta hora, Maximiliano Biancuchi se halla negociando su contrato con Cerro Porteño, en lo que sería otra humillante afrenta a la parcialidad decana, que lo tiene de ídolo al escurridizo punta.

Aunque, el equipo actual es menos importante que el equipo del apertura 2012, en cuanto a la calidad de sus jugadores, y mucho menos importante que el equipo que ganó el clausura 2011, si el manejo dirigencial hubiera sido por lo menos normal, Olimpia hubiera peleado por el título. Que Olimpia haya clasificado para la Copa Libertadores 2013 es pura casualidad, pero que haya terminado en la mediatabla del torneo clausura 2012, es producto del pésimo y desencajado manejo dirigencial que está sufriendo el club más glorioso del país. 

Los fanáticos del fútbol todavía sentimos verguenza ajena luego del manoseo de José Saturnino Cardozo, un técnico que aún está haciendo sus primeras armas como entrenador, pero que tiene su trayectoria, y el respeto (que no le ha dispensado el señor Marcelo Recanate) se lo ha ganado a lo largo de su trayectoria futbolística, habiendo sido el goleador histórico de la selección albirroja, y del Toluca mexicano, aparte claro, de ser un declarado fanático olimpista. Tal vez, el Pepe Cardozo, conciente de su tramo primerizo en esta delicada profesión, haya tomado este manoseo, como derecho de piso, o simplemente de puro bonachón que es el ex-goleador. Pero el "Goyo" Pérez, un señor entrenador, impecable como persona, jamás podría aguantar este tipo de manoseo al que fue sometido el "Pepe". Gregorio Pérez sucedió en el cargo de D.T. de Olimpia a Gerardo Pelusso, y aún con su conducta profesional intachable por donde se lo mire, ha sido otra víctima del desequilibrio del presidente decano, a tal punto, que el propio "Goyo" ha manifestado públicamente que "nunca en toda mi vida he pasado lo que pasé con este señor. Fue una pesadilla".

Los hombres de negocios también tienen un código. Sin embargo, he ahí que el señor Marcelo Recanate no le da hado lo que le corresponde a Pablo Zeballos por su transferencia al Krylia Sovetov. Dentro del pésimo trato que tiene el presidente del Olimpia con la gente que se relaciona con él, se puede mencionar por ejemplo, el caso del joven defensor Fabián Balbuena, que hasta ya se puso la camiseta franjeada, y de Sergio Escalante, el potente volante por derecha de Sol de América. Ámbos ya estaban confirmados como refuerzos del plantel franjeado, pero ayer no firmaron sus respectivos contratos.

Los casos mencionados de maltrato, o de trato irrespetuoso, o incumplimiento de la palabra, es el famoso "trato kuré". En nuestro país denominamos así a la falta de cumplimiento de la palabra dada, o al cumplimiento a medias de un trato de palabra o firmado. No se puede manejar un club tan grande como Olimpia de esta manera, y no se puede obtener ningún triunfo resaltante con este estilo de dirigencia.

Si Marcelo Recanate no hubiera tenido esa clase de trato, si fuera equilibrado en sus expresiones, y si, por sobre todas las cosas, hubiera sabido dirigir al Olimpia, probablemente a la fecha hubiéramos tenido a un equipo de Olimpia tricampeón consecutivo a nivel local, y reprisando épicas campañas pasadas a nivel internacional. Por eso afirmábamos, en uno de los párrafos primeros de este post, que se debe distinguir entre lo que Olimpia ganó, y todo lo que pudo haber ganado, con el técnico y el plantel que tenía. 

Olimpia podrá tener este año a Ever Hugo Almeida como técnico, un entrenador que ya ha sacado campeón al Olimpia, que ha obtenido campeonatos en Colombia, en Ecuador, en Guatemala, y que últimamente se desempeñó con suceso como técnico del seleccionado de Guatemala. Podrá retener o no a Pablo Zeballos. Podrá incorporar a refuerzos importantes. Pero el presidente del club seguirá siendo el mismo, y por ende, el manejo en el club será el mismo, razones por las cuales no se podría esperar algún logro importante. Porque si bien Olimpia, indudablemente estará ahí, dando pelea, por el peso de su gloriosa camiseta, no se puede esperar que gane un título, ni siquiera a nivel local. El manoseo dirigencial, el trato "kure", y la soberbia mediática de Marcelo Recanate retardarán, (sin duda alguna) cualquier logro que pueda obtener Olimpia. 

Solamente si el trato "kuré", el desequilibrio, y la ira fácil del presidente del Olimpia desaparecen, y si el cumplimiento de los compromisos contraídos, el acompañamiento sincero al plantel de primera, el respeto hacia los jugadores, técnicos y dirigentes de otros clubes por parte de Recanate, son las herramientas principales de su gestión al frente de la entidad decana, se podrá esperar una buena campaña de Olimpia en la temporada 2013. 

En conclusión, solamente si el presidente de Olimpia cambia de actitud, el franjeado volverá a ser el viejo Decano, el de tantas glorias, y que tantas satisfacciones y alegrías ha dado, no solamente a los olimpistas, si no a toda la afición deportiva del país.
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