Con
qué fantástica aleación le ha forrado el “Tiburón” Torres a este equipo de
Cerro Porteño para que haya obtenido un rendimiento tan bueno en esta parte del
torneo? Todo parece indicar que el Ciclón, el “Gigante de Barrio Obrero”, está
decidido a campeonar en este primer torneo de la APF. El equipo está cumpliendo
su parte ganando todos sus partidos, en espera del esperado traspié de Guaraní,
que en la última fecha ha tenido ese primer tropezón al empatar, con su equipo
titular, con un limitado equipo del Sportivo San Lorenzo
El
Ciclón viene con una seguidilla importante de victorias y está momentáneamente
en la cima del torneo con 35 puntos, tres más que Guaraní, que tiene un partido
menos. No es ninguna casualidad que este equipo de Cerro esté siendo
protagonista principal en esta primera partida semestral del futbol paraguayo.
Su buena perfomance se inicia con una sabia conducción técnica de Roberto
“Tiburón” Torres, quien ha sabido ganarse la confianza y el respeto de su
equipo, con un estilo más bien de camaradería, antes que de “apriete”
disciplinario. Este parece haber sido el principal problema de la era Astrada.
“El Jefe” tiene a la disciplina como primer elemento fundamental de su estilo
de entrenar, algo con que muchos jugadores en nuestro medio no están
acostumbrados. Y el futbol paraguayo es así..
a los jugadores paraguayos, que ya tienen trayectoria, y a algunos
extranjeros de renombre, les encanta tener cierto margen de indisciplina que
debe ser perdonado. El entrenador que venga y se le antoje tratar a todos por
igual, reglas para todos, etc., va a fracasar siempre. Es muy difícil imponer
reglas estrictas a Fabbro, Bonet, Oviedo, Barreto, sin que se molesten ellos, y
sus compañeros, sobre quienes pesa su incuestionable liderazgo. Y si se
molestan estos grandes jugadores, que son la base del funcionamiento del
equipo, éste simplemente no va a funcionar. Eso también vale en el campo de
juego. Vale decir entonces que este primer equipo de Cerro está conformado por
jugadores a quienes hay que dejarles cierta libertad para jugar, cada uno en su
puesto. Nada de “fabricar” puestos para cada jugador. Además, Cerro tiene
prácticamente dos jugadores por cada puesto y no se necesita estar “jugando”
demasiado con el tablero de ajedrez. Con este equipo de Cerro no puede haber
secretos. A esa conclusión llegó su entrenador, por lo que puso a cada uno en
su puesto, y con un entrenamiento táctico semanal acorde al rival, Cerro vino
ganando todos sus partidos, en una visión de Roberto Torres absolutamente
simplista, pero muy efectiva.
Otra
cuestión a tener en cuenta para detectar las causas de este óptimo desempeño de
Cerro en el torneo, es la solidaridad de sus jugadores dentro del gramado,
peleando cada pelota, con buenas coberturas y relevos. “No pudiste? Tranquilo que detrás tuyo estoy
yo, y a mi no se me escapa” parece ser la regla a seguir por el equipo a la
hora de la recuperación del balón. Los jugadores tienen un grupo muy
consolidado y eso se nota en la cancha. Tienen un señor capitán en Carlos
Bonet, que cada fecha que pasa juega mejor. Jonathan Fabbro es hoy por hoy,
nuevamente, el mejor enganche del fútbol paraguayo, que con este desempeño y
esta regularidad que ha venido demostrando en los últimos 8 partidos, ya está
pidiendo a gritos un lugar en el mediocampo albirrojo.
Existe
otro factor determinante en el rendimiento óptimo que muestra Cerro Porteño, y
se relaciona con sus jugadores “diferentes”. En los últimos dos o tres partidos
los resultados positivos se han conseguido gracias al talento del “Chico” Díaz
y de Cecilio Domínguez, jugadores estos, que ni ellos saben a ciencia cierta y
en determinados momentos del partido, qué es lo que van a hacer. Porque cuando
están enchufados nadie los para, y resuelven partidos. La efectividad de
Ortigoza, la lucha de Fidencio Oviedo y Paniagua, una defensa casi impasable
por arriba y la seguridad en la portería de Barreto, son otros factores determinantes en el excelente rendimiento del
equipo.
Así
como están las cosas, Cerro Porteño tiene todo para llegar al título del Torneo
Apertura 2015. Tiene equipo, un gran
plantel, y de a poco está ganándole la pulseada a Guaraní, que a este paso no
va a poder aguantar el ritmo de jugar dos torneos al mismo tiempo.
Los
que deben volver a demostrar fidelidad a su equipo son los hinchas azulgranas.
A simple vista, y sin realizar un análisis muy profundo de las causas de la
baja asistencia del público cerrista, está visto que el hincha azulgrana está
realizando una especie de “castigo” a su equipo, debido a la tempranera
eliminación de la nueva edición de la Copa Libertadores de América, y
nuevamente ante un equipo sin renombre ni trascendencia, como lo es el Táchira
venezolano. Parece ser que al hincha del Ciclón ya no le basta “ser el papá”
del tradicional rival, y están un poco frustrados por la falta de gloria
internacional. Todo lo contrario a lo
que ocurre en la vereda del contrario eterno, cuyo comportamiento de su
hinchada parece ser inversamente proporcional al rendimiento de su equipo y
está demostrando una fidelidad absoluta a su primer equipo, en las malas, como
le toca ahora.
El
Ciclón no está teniendo el apoyo masivo de su pueblo en este tramo del
campeonato. Con los resultados
obtenidos, es de esperar que el hincha del Ciclón demuestre un poco más de
fidelidad al esfuerzo que realizan sus ídolos, y asista masivamente a los
partidos. Con este plantel, Cerro puede llegar a concretar grandes cosas, y con
el aliento de su público el título estará casi asegurado.